Consta de 15 escenas, cada una es en un escenario distinto. Tiene una traba interna por la presencia continua de Max y Don Latino y ciertos motivos que enlazan unas escenas con otras.
Se desarrolla en Madrid. Diez escenas tienen lugar en espacios internos y las restantes en espacios abiertos.
Escenarios sórdidos, miserables y mal iluminados en que los personajes se muevan en una sola noche por espacios y ambientes variados de Madrid, lo que nos permite comprobar que Madrid, símbolo de toda España, tiene una miseria que produce angustia. El ambiente en el que esta inspirada la obra es real y urbano.
Ambas son dos movimientos literarios que surgieron en España en el siglo XIX y que a pesar de ser coetáneos se diferenciaron en muchos aspectos.
A diferencia de los modernistas que primero se preocupaban mucho por la estética, los generacionistas tenían una preocupación ideológica y política con la que estaban comprometidos.
Los modernistas estaban caracterizados por tener unos pensamientos sensoriales y pasivos mientras que los otros tenían los suyos racionales y activos, pues estaban comprometidos con el desastre del momento e intentaban darle una solución.
Los noventayochistas centran su interés principalmente en España, que recibe el nombre de Castilla en sus obras, mientras que los modernistas tenían un interés más cosmopolita. Además a estos les preocupaba lo instantáneo y no la temporalidad filosófica como a las otras.
El paisaje para los modernistas era un placer para los ojos mientras que para los de la Generación del 98 era un instrumento para trascender el problema nacional. Utilizaban un lenguaje más ceñido a la realidad, diferente al modernista que era artificial, estético y retórico.
Por último, las influencias que habían recibido los modernistas venían de Francia y Sudamérica, mientras que los de la Generación del 98 recibieron las suyas de la tradición filosófica germana.
A pesar de haber sido considerados dos movimientos totalmente opuestos e irreconciliables a la hora de interpretar la literatura, hoy se admite que hay muchos aspectos en común. En cuanto a los temas que ambas tratan en sus obras, el tiempo está presente y de este se expresa la preocupación por la vida y la muerte y el sentido religioso. La soledad es otro tema imprescindible para el encuentro del hombre consigo mismo.
Jesús Longás Gamarra
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