El esperpento es un género literario creado por Ramón del Valle-Inclán en el que se deforma sistemáticamente la realidad, recargando sus rasgos grotescos y absurdos y que es a la vez trágico y cómico.
Ees el nombre que le da Valle Inclán a su nueva y revolucionaria visión de la realidad en el arte dramático, respondiendo a sus ideas sobre la perspectiva estética, es decir, la forma de enfocar la realidad en el arte.
Valle Inclán sostiene que existen tres formas de presentar a los personajes: desde abajo (en la épica, los héroes son más importantes que el autor), de frennte ( los protagonistas están a la misma altura que el narrador), y desde arriba (como un Dios o ser superior).
Esta última es la que le interesa a él: El narrador está por encima de sus criaturas o personajes, observándolos con indiferencia, ironía y objetividad, sin implicarse sentimentalmente con ellos, de manera que incluso la tragedia clásica, desde esta perspectiva, aparece como una comedia. No se trata de que Valle Inclán, como hombre, no se identifique con sus personajes, sino de que el artista o creador sea capaz de tomar la perspectiva, como él mismo sostiene, “desde la otra ribera”.
Es la perspectiva de Cervantes en el Quijote, de Quevedo en sus sátiras, de Larra en sus artículo satíricos y especialmente, también, en el campo pictórico, de Goya en sus Caprichos (el propio Valle Inclán sostendría que Goya pudo ser el precursor del esperpento. Y es también la perspectiva que debe adoptar el lector: ha de contemplar la obra estética desde una distancia que le permita no implicarse emocionalmente en la obra, sino juzgar críticamente la realidad que se le presenta, ver a los personajes como marionetas movidas por el destino. Valle Inclán, en este sentido, se está acercando a los artistas más jóvenes, los de la vanguardia literaria, quienes representan lo que Ortega y Gasset llamará en 1924 “el arte deshumanizado”.
El esperpento se basa en la deformación sistemática de la realidad. En Luces de bohemia, el protagonista define claramente la estética del esperpento con la metáfora del espejo. Si desde Stendhal (novelista romántico francés) la novela y, por extensión, todo el arte realista y burgués, ha sido como “un espejo al borde del camino” que refleja fielmente la realidad, ahora se trata de un espejo cóncavo (en un callejón por el que desfilan los personajes de la tragedia clásica) que deforma matemática y sistemáticamente todo lo que refleja. En consecuencia, la deformación deja de serlo, porque responde a una serie de leyes constantes: es una visión artística que da coherencia al caos, a la absurdidad que se encuentran en la propia realidad de nuestro tiempo. O, como señala en otra de sus obras, es la perspectiva o visión que nos da un grueso cristal, el fondo del vaso.
En este caso, podemos hablar de “extrañamiento”: una distorsión constante de la realidad, basada en la categoría estética de “lo grotesco”, aplicado a la vida moderna, sentida por algunos artistas como una tragicomedia en la que lo “grotesco” es un modo de dar forma a lo informe, dar una cara a un mundo que no la tiene. Las características de este esperpento son muy amplias, pero señalemos ahora sintéticamente las más importantes:
- la constante deformación de la realidad mediante un estilo hiperbólico, exagerado, que puede ponerse en relación con el expresionismo, cuyos rasgos más sobresalientes son la degradación, la cosificación y la animalización de los seres humanos (mientras que objetos y animales se presentan a veces con rasgos humanos);
- la fusión de la historia real con la ficción (la Historia de España, a través de los mitos nacionales, es bastante grotesca en sí; por otro lado, esa realidad se puebla de figuras y paisajes grotescos);
- la nueva presentación del sentido trágico tradicional inserto en el mundo moderno, de lo que resulta una visión trágico-grotesca de la condición humana y de la situación histórica;
- la utilización para este fin de mitos y arquetipos literarios clásicos, parodiados o deformados (Don Quijote, Homero, Dante..., por ejemplo, inspiran la figura de Max Estrella);
- el tema del honor se aborda con matices calderonianos en obras como Los cuernos de Don Friolera; Don Juan en La hija del capitán...);
- y el uso narrativo e impresionista de las acotaciones escénicas.
Javier Rodrigo Sancho 2A
Ehhhhh muy muy bueno tío, creo que me lo estudiaré de ti para el final,qué lastima, si lo hubieras subido un poco antes... pero en fin ya sé que algo así lleva días de preparación. Además lo bueno se hace esperar: ENHORABUENA.
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