Félix Rubén García Sarmiento, conocido como Rubén Darío (1867-1916). Fue un poeta, periodista y diplomático nicaragüense, máximo representante del Modernismo literario en lengua española. Es posiblemente el poeta que ha tenido una mayor y más duradera influencia en la poesía del siglo XX en el ámbito hispánico. Es llamado príncipe de las letras castellanas.
Su infancia tuvo lugar en medio de continuas desavenencias familiares y podría considerarse algo turbulenta, pero gracias a su talento fue destacando en el arte literario, con una facilidad para el ritmo y la rima
Poseía una superdotada memoria, gozaba de una creatividad y retentiva genial, y era invitado con frecuencia a recitar poesía en reuniones sociales y actos públicos.
Vivió en varios países de Latinoamérica, España y Francia.
Para la formación poética de Rubén Darío fue determinante la influencia de la poesía francesa. En primer lugar, los románticos, y muy especialmente Víctor Hugo. Más adelante, y con carácter decisivo, llega la influencia de los parnasianos. Y, por último, lo que termina por definir la estética dariana es su admiración por los simbolistas, y entre ellos, por encima de cualquier otro autor, Paul Verlaine.
Todas estas influencias se verán reflejadas en sus obras hasta adquirir un estilo propio.
Junto a José Martí, Manuel Gutiérrez Nájera, dan lugar al inicio del modernismo en Hispanoamérica. Rubén Darío fue el más destacado y fue considerado el causante del movimiento en España, debido a sus viajes entre 1892 y 1898.
En cuanto a su obra podemos destacar en primer lugar “Epístolas y poemas”, obra juvenil de 1885 de tono romántico y métrica clásica. “Abrojos” poema de 1887 con equilibrio entre clasicismo y romanticismo, son poemas breves y expresan el sufrimiento del poeta.
En 1888 escribe “Azul” (color que aparece reiteradamente a lo largo de la obra), obra considerada como prototipo de la de estética modernista. Consta de dos partes escritas en prosa y una tercera en verso.
Cuentos en prosa en la que se hay una vinculación con el parnasianismo sin dejar a un lado la crítica modernista del mundo burgués.
En chile contiene varias narraciones: doce estampas narrativo-descriptivas y dos narraciones breves.
Es clara la influencia francesa de esta parte, abundan motivos mitológicos y existe conexión con otras artes.
El año lírico contiene composiciones en verso que se distribuyen en cuatro partes: 4 poemas (cada uno dedicado a una estación del año), 3 poemas, 3 sonetos y medallones (retratos de poetas de la época).
En la siguiente etapa se destaca “Prosas profanas” (1896) que encarna la plenitud del modernismo formal. “Cantos de vida y esperanza” poemario de 1905. y por última “Poema del otoño” escrito en 1910, de forma sencilla en el cual reflexiona sobre el erotismo y la muerte.
Además de la poesía creó una importante obra prosística.
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