Pedro Salinas (1892-1951)
Ha sido calificado como el poeta del amor de la Generación del 27. Nació en Madrid y estudió Filosofía y Letras y Derecho. En plena juventud fue catedrático de Literatura en las universidades de Sevilla y Murcia y lector de español en La Sorbona y Cambridge. Durante la República desempeñó el cargo de secretario de la Universidad Internacional de Verano de La Magdalena (Santander). A raíz de la Guerra Civil, se exilió y continuó con su labor de profesor en Estados Unidos y Puerto Rico. Falleció en Boston.
Pedro Salinas no destaca sólo como poeta, sino también como crítico y estudioso de la literatura, con importantes ensayos como los dedicados a Jorge Manrique y a Rubén Darío o los trabajos reunidos en Literatura española. Siglo XX (1949) y Ensayos de literatura hispánica (1958).
La mayor parte de su poesía tiene como tema principal el amor. En la poesía de Salinas se nota una sensibilidad especial, así como una sinceridad cierta y no fingida. Sus poemas suelen ser cortos y prescinden frecuentemente de la rima. Consigue el ritmo mediante la repetición de palabras o estructuras sintácticas.
Presagios (1923) es su primera obra, que junto a Seguro azar (1929) y Fábula y signo (1932) forman un primer bloque dentro de su obra. Se perciben las influencias del Romanticismo de Bécquer, de Juan Ramón Jiménez, y de los movimientos de vanguardia, como el Futurismo o el Ultraísmo. El autor establece un diálogo continuo entre su yo y un tú imaginario, que representa tanto a las cosas como a otra persona.
La voz a ti debida (1934) y Razón de amor (1936) son las dos grandes obras de Salinas. El tema fundamental es el amor, que lo impregna todo. De nuevo aparece el yo y el tú en un diálogo íntimo que atrapa misteriosamente al lector. Los poemas, breves, son aparentemente sencillos. El lenguaje de Salinas es casi coloquial y contribuye a demostrar la autenticidad que lleva al autor a escribir.
En su exilio americano compone sus dos últimas grandes obras: El contemplado (1946) y Todo más claro (1949). La evolución temática es plena en Salinas: de los poemas de amor pasa a la desesperación y la desolación por la situación de España, inmersa en las terribles consecuencias de la guerra. Expresa su situación personal como exiliado y no olvida el estado en el que se encuentra el mundo que le rodea.
Jorge Guillén (1893-1984)
Nacido en Valladolid, se doctoró en Letras en la Universidad de Madrid y fue profesor de literatura en diversas universidades españolas y europeas. Tras la guerra, se exilió a América y continuó dando clases en Colombia, México, Puerto Rico y Estados Unidos.
La poesía de Guillén puede ser definida como pura o intelectual, ya que desaparecen en ella los elementos decorativos que había aportado el Modernismo, para quedar solo como una pura emoción lírica. Va a lo esencial, eliminando todo lo anecdótico, aunque no el sentimiento. Asocia la perfección a la existencia y canta en sus poemas a realidades tangibles y cotidianas, como, por ejemplo, a la hora del mediodía. Muchos de sus poemas son una exclamación gozosa y plena, un canto a la existencia y al presente, al aquí y al ahora. Utiliza palabras sencillas, con predominio de los sustantivos y las estructuras sintácticas simples. Desde el punto de vista métrico, utiliza estrofas cultas y tradicionales, como el soneto o la décima, y algunas populares, como el romance.
Jorge Guillén agrupó toda su producción en tres obras que fue aumentando con el tiempo: Cántico (1928-1950), Clamor (1957-1963) y Homenaje (1967). Posteriormente publicó Y otros poemas (1973). Además, puso un título unitario a toda su obra: Aire Nuestro, obsesionado por la unidad global.
Cántico es un canto al mundo, a la existencia, a la vida sencilla y cotidiana, a la naturaleza. Es su obra más importante y una de las más importantes de la poesía española del siglo XX. Clamor es la otra cara de la moneda. Sigue cantando a la belleza, pero ahora introduce la parte negativa de todas las cosas, en una especie de contraste: el mal, el hambre, la guerra, etc. A pesar de ello, Guillén sigue apostando por lo positivo. Homenaje es una vuelta a Cántico, pero con más amplitud de miras: canta a la amistad, al arte a la cultura...
Gerardo Diego (1896-1987)
Nació en Santander. Estudió Filosofía y Letras en Madrid y fue catedrático de Literatura. Fundó las revistas Carmen y Lola. Cultivó, junto a Larrea y a Huidobro, el Creacionismo, aunque esto no impidió que en su obra desarrollase estilos literarios muy diversos, como la poesía tradicional, vanguardista, humanizada o los poemas sobre tauromaquia.
Diego se hizo eco de las diversas tendencias que se dieron en nuestra literatura, aunque en todas ellas destacó por un elemento común: el dominio de la forma y de la integración de lo clásico y de lo nuevo.
Escribió casi cincuenta libros, aunque nosotros nos centraremos sólo en los principales.
Desde el punto de vista de la vanguardia, destacan Imagen (1922) y Manual de espumas (1924). Se trata de una poesía deshumanizada, cargada de imágenes complicadas de interpretar, en busca de una nueva realidad (Creacionismo). Utiliza el verso libre y prescinde de la puntuación. Al mismo tiempo que Gerardo Diego desarrolla la poesía de vanguardia, no olvida los temas y formas tradicionales en obras como El romancero de la novia (1918), Soria (1923), Versos humanos (1925), Versos divinos (1938-41) y su gran obra Alondra de verdad (1941). Emplea el romance, la décima y el soneto. Expresa su emoción ante temas tan diversos como el amor, el paisaje, la religión, la música o los toros. Gerardo Diego está considerado uno de los mejores autores de sonetos del siglo XX, lo cual queda demostrado en su gran obra Alondra de verdad.
En su poesía demuestra poseer una gran sensibilidad para la captación de la belleza, pero quizás esa poesía tan bella carece de la emoción que, por ejemplo, Pedro Salinas ponía en cada poema. Aun así, hay que destacar la labor de integración de las nuevas tendencias literarias aportadas por las vanguardias y la tradición literaria española llevada a cabo por Gerardo Diego en su obra.
viva willyrex
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