Se han hecho distintos tipos de agrupaciones con las obras de Valle-Inclán, que como señala Ruiz Ramón es: “una de las más extraordinarias aventuras del teatro europeo contemporáneo. Una de dichas formas de ordenar agrupa sus obras en cinco ciclos:
Ciclo modernista. Sus primeras obras tienen un esteticismo al margen de la realidad, y utiliza frecuentemente el mito y la farsa. Las obras: “El yermo de las almas” (1908); “El marqués de Bradomín” (1906) y poemas como “Jardín Umbrío” (1903), “Cuentos de Abril” (1910), y “voces de gesta” (1911).
Ciclo Mítico, de un Galicia real crea un espacio mítico e intemporal, con fuerzas elementales como el mal, la irracionalidad, la violencia, la avaricia, la lujuria y la muerte que rigen a los personajes, y libera un mundo psicológico e ideológico. Las obras: su trilogía "Comedias bárbaras" (1907-1908-1922), "El embrujado" (1910) y "Divinas palabras" (1920).
Ciclo de la farsa. Frente a lo mítico e intemporal de la etapa anterior aquí utiliza un espacio basado en el siglo XVIII de carácter ahistórico y inflenciado por el modernismo, se basan en un contraste sentimental y grotesco y comienzan con una caricatura que anuncia la llegada del nacimiento del esperpento. Las obras: recogidas en un volumen llamado "Tablado de marionetas para educación de príncipes" hay tres obras tituladas como farsas: "Farsa infantil de la cabeza del dragón" (1909), "Farsa italiana de la enamorada del rey" (1920), "Farsa y licencia de la reina castiza" (1920).
Ciclo esperpéntico. Luces de bohemia es la primera obra en la que surge el esperpento, que más que un genero es una forma estética de ver el mundo, de forma dramática extravagante y grotesca. El lenguaje empleado reúne un registro popular y elaboración metafórica. Ésta técnica no es nueva, pues está implícita en obras anteriores del propio autor y algunos rasgos están presentes en obras de otros autores. Las obras: "Luces de bohemia" (1920 y 1924), “Las galas del difunto” (1926) o "La hija del capitán" (1927).
La síntesis final. Es la unión de las otras cuatro fases ya vistas y crea la presencia de lo irracional e instintivo, personajes esquematizados como marionetas de farsa y técnica distorsionada del esperpento. Las obras: "Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte”, a dos de ellas "Ligazon” (1926) y “Sacrilegio” (1927) las denominó “autos para siluetas” y a las otras dos “La rosa de papel” y “la cabeza de bautista” (ambas 1924), les puso “melodrama de marionetas.
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