GENERACIÓN DEL 98
El espíritu de desánimo que asolaba el país debido a la perdida de las colonias impulsó a los intelectuales españoles, entre ellos la generación del 98, a expresar su angustia.
Azorín fue el primero en utilizar el nombre de generación del 98, en 1913 con estudio: Clásicos y modernos para referirse a un grupo de escritores, el grupo de los tres, con mismas inquietudes de protesta. Estos tres escritores fueron Azorín, Pío Baroja y Ramiro Maeztu que firmaron un manifiesto en 1901 al que se unieron intelectuales como Machado o Unamuno A pesar de que los miembros de la generación declinaban su pertenencia no deja de ser cierto que se pueden encontrar varias características comunes, las fechas de nacimiento de los autores miembros no se diferenciaban en más de 11 años. Los componentes compartían ideas políticas liberales, promoviendo reformas ideológicas y participando en actos colectivos. Sentían desolación por la situación de España que abandona todas las posesiones del antiguo imperio al ser derrotada por Estados Unidos. Se preocupaban por el problema de España desde un punto de vista íntimo. En la temática se decantaban por los conflictos existenciales y filosóficos, el sentido de la vida y el destino humano, muchos autores experimentaron un cambio de ideología. Compartieron inquietudes literarias que contribuyeron a la renovación de principios de siglo. Su estilo se basó en un lenguaje natural y sobrio, defendían una voluntad antirretórica, no reñida con la elegancia, esta característica no fue cumplida por todos. Aportaron innovaciones a los géneros literarios, especialmente narrativos como el ensayo en el que cabían todo tipo de reflexiones.
En la temática cabe destacar, el paso del tiempo, un asunto esencial llenado de simbología. Sienten amor y dolor por Castilla. Buscan una España nueva, europeizada. Si interesan por el paisaje, que se funde con reflexiones personales debido a la influencia romántica. El amor es tratado desde varios puntos de vista y en los sueños se concibe lo onírico como la única forma de conocimiento. Exaltan al pueblo y sus habitantes exponiendo vidas anónimas a los grandes ideales. Conciben a Dios como un sueño o deseo buscado infructuosamente
En cuanto a su estilo cabe destacar, la repulsa de la retórica grandilocuente de la literatura anterior, su proclamación de la vuelta a la sencillez, sinceridad y a la frase viva y expresiva. La lengua se va desnudando cada vez más hasta que dar en su máxima simplicidad (lo aprenden del pueblo), expresan las resonancias intelectuales o emotivas que las cosas provocan en la intimidad del autor.
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