En general se habla de modernismo para referirse al movimiento que tiene origen en Hispanoamérica en el siglo XIX, su mayor representante es Rubén Darío, un nicaragüense que cultivó el esteticismo y buscó el arte y la belleza en la literatura. Mientras que para referirnos a la generación del 98 decimos que fue un movimiento que surgió a raíz del desastre del 98 en España y que utilizó su literatura no solo para el arte y el disfrute sino también para la evasión, y que pretendía cambiar la realidad española con sus obras.
Ambos son dos movimientos literarios que surgieron en España en el siglo XX, y que a pesar de ser coetáneos se diferencian en muchos aspectos.
A diferencia de los modernistas que se preocupaban mucho por la estética, los generacionistas tenían una preocupación ideológica-política con la que estaban comprometidos. Los modernistas estaban caracterizados por tener unos pensamientos sensoriales y pasivos mientras que los otros tenían los suyos racionales y activos, pues estaban comprometidos con el desastre del momento e intentaban darle una solución.
Los noventayochistas centran su interés principalmente en España, que recibe en nombre de Castilla en sus obras, mientras que los modernistas tenían intereses más cosmopolitas. Además a estos les preocupaba lo instantáneo y no la temporalidad filosófica como a los otros.
El paisaje para los modernistas era un placer para los ojos, mientras que para los de la G.98 era un instrumento para trascender el problema nacional. Utilizaban un lenguaje más ceñido a la realidad, diferente al modernista que era artificial, estético y retórico.
Por último, las influencias que habían recibido los modernistas venían de Francia y Sudamérica, mientras que lo de la generación del 98 recibieron las suyas de la tradición filosófica germana.
A pesar de haber sido considerados dos movimientos totalmente opuestos e irreconciliables a la hora de interpretar la literatura, hoy se admite que hay muchos aspectos en común en común, en cuanto a los temas que ambos tratan en sus obras, el tiempo está presenta y a de éste se expresa la preocupación por la vida y la muerte, el sentido religioso. La soledad es otro tema imprescindible para el encuentro del hombre consigo mismo, en este se unen las vivencias personales y un sentimiento de melancolía. El medio de evasión que crea una nueva realidad, utilizado por ambos para superar la angustia existencial es el sueño.
Por último, junto a la consideración pesimista de la vida, convive un impulso vitalista que les lleva al sensualismo y a la vuelta a la naturaleza.
Tanto los modernistas como los noventayochistas están influenciados por las circunstancias externas, sus obras tienen un tono pesimista debido al desengaño, que procede de la idea de fugacidad de la vida y la obsesión por la muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario