Nació en Moguer (Huelva) en 1881 y murió en San Juan de Puerto Rico en 1958, dos años después de recibir el Premio Nobel de Literatura. La aparición de su gran amor, Zenobia Camprubí fue esencial en su vida y su obra.
Su poesía se caracterizó por el anhelo de desnudez y totalidad poéticas. Para él, la poesía representaba un camino de conocimiento de uno mismo y de la realidad.
OBRA
Él mismo admitió tres etapas en su obra: época sensitiva, época intelectual y época verdadera.
Una primera etapa de entrega sensitiva, que incluye sus primeros títulos, Ninfeas y Almas de violeta, mostrando ciertos excesos modernistas (alegoría, patetismo, gusto por lo marginal, símbolos del otoño, la tarde, el crepúsculo) a la par que rasgos de su poesía posterior, como inquietud y desasosiego.
La segunda etapa se caracteriza por el afán de conocimiento de la realidad. Comienza con Estío, donde logra una expresión más desnuda y pura.
En Diario de un poeta recién casado (su obra cumbre), al hilo de su boda con Zenobia, aparece una triple visión de la idea de viaje: viaje físico (a Nueva York), viaje sentimental (hacia la madurez amorosa) y viaje a la literatura (conocimiento de la poesía anglosajona de la mano de su esposa).
Por último, la necesidad de conciencia interior. Alcanza su idea de poesía esencial en obras escritas en el exilio como La estación total, Espacio y Animal de fondo.
No se desprende de lo vital, sino que fusiona lo real con lo trascendental. Se trata de una poesía construida con imágenes irracionales y formalmente desnuda de toda carga de rima o estrofa.
Es necesario mencionar la prosa poética del autor, que aparece en obras tan conocidas como Platero y yo, donde el poeta tiene como peculiar interlocutor a un pequeño asno.
En Platero y yo abundan los rasgos modernistas, y muestra su anhelo de armonía con la Naturaleza. Es una crítica a la idea de progreso basada exclusivamente en lo material, sin tener en cuenta la educación del espíritu.
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